Érase una vez un orgulloso y brillante doctor. Un día, su hijo recibió una mala noticia, tenía una enfermedad tan grave que debía ser operado a vida o muerte en el extranjero. Su padre, orgulloso de si mismo dijo que no, que él mismo le iba a operar. Le operó y su hijo murió en la operación. Tal fue el disgusto del brillante doctor que decidió abandonar su hogar, la profesión y mendigar intentando olvidar y dejar atrás ese glorioso pasado.
Ilustración realizada con collage, lápiz de grafito, tinta china, lápices de color y pan de oro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario